El legado de una madre vive a través de Angel Heart Pajama Project

El Angel Heart Pajama Project proporciona pijamas y libros nuevos a niños necesitados del sur de Arizona, continuando el legado compasivo de su fundadora, Graciela López.

El legado de una madre vive a través de Angel Heart Pajama Project
Voluntarios del Angel Heart Pajama Project ayudan a doblar y empacar pijamas para su entrega. El grupo ha donado más de 60,000 juegos de pijamas y libros a niños necesitados. Cortesía del Angel Heart Pajama Project.

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Graciela López llegó a Estados Unidos en 1963 tras huir de Cuba con sus dos hijas.

Desde el momento en que puso un pie en el país, quiso crear un legado basado en la compasión y el servicio.

Motivada por un profundo deseo de retribuir a los niños que viven en entornos inestables y caóticos, López comenzó a trabajar en su visión en el verano de 2012, junto con sus hijas, Maria Patterson y Marty Croissant.

Pasaron meses elaborando una declaración de misión y aprendiendo cada detalle del mundo sin fines de lucro antes de lanzar Angel Heart Pajama Project (Proyecto de Pijamas Corazón de Ángel) en 2013.

Esta organización sin fines de lucro proporciona pijamas y libros nuevos a niños necesitados en Tucson, el sur de Tucson y las áreas circundantes de los condados de Cochise, Pima, Santa Cruz y Yuma.

La conexión de López con las pijamas era personal y tenía sus raíces en sus primeros trabajos en una fábrica de pijamas en Chicago. Apreciaba las pijamas mucho tiempo después de dejar de trabajar en la fábrica y a menudo se las regalaba a sus hijas.

Desde sus inicios, Angel Heart ha colaborado con 90 agencias para ayudar a distribuir pijamas y libros a niños locales. Cortesía del Angel Heart Pajama Project.

También comprendía el poder transformador de un buen libro.

"Ella sentía que un libro le daría a un niño la oportunidad de perderse en las posibilidades,” dijo Patterson, la hija de López, al Foco de Tucson. "Hay esperanza en un libro y también son una forma de olvidar por un rato el trauma que estás atravesando mientras lees ese libro.”

En diciembre, luego de su lanzamiento, la organización se asoció con tres agencias de servicios sociales para su primer evento de entrega, donando alrededor de 1,000 pijamas y libros a niños.

Todos los pijamas fueron doblados cuidadosamente a mano y atados con una cinta. Cada libro llevaba un sello con las palabras: “Donado por Angel Heart con amor.”

Durante los últimos 11 años, Angel Heart ha colaborado con más de 90 agencias.

Su equipo de voluntarios ha crecido a más de 200 personas y el grupo ha donado más de 60,000 juegos de pijamas y libros a niños necesitados.

Según Patterson, la cantidad de niños a los que han impactado a lo largo de sus doce años podría llenar un estadio de fútbol.

“Siempre me gusta ponerlo en perspectiva para que la gente pueda pensar realmente en el impacto que tiene,” dijo.
Angel Heart ofrece múltiples oportunidades de voluntariado que se pueden realizar de forma espontánea o regular. Cortesía del Angel Heart Pajama Project.

La organización ha podido ampliar su alcance gracias a la ayuda de la comunidad. Un donante anónimo de Phoenix escuchó sobre su labor y financió un carro muy necesario.

Durante la pandemia, un sacerdote llamado Padre Tom comenzó a enviar pijamas por avión a refugios en Yuma, lo que continúa haciendo trimestralmente.

López falleció en 2016, pero el corazón de su misión ha continuado. Lo que comenzó como la visión de consuelo de una madre ha vivido a través del trabajo de sus hijas, incluso en momentos de duda.

“Pensamos que quizás no deberíamos continuar y que debíamos hacer lo necesario para cerrarlo o entregarlo a otra persona que lo dirija. Pero cada vez que decimos eso, llega una beca o algo más,” dijo Patterson.“Siento totalmente que ella está dirigiendo esto desde el cielo, sabe lo que quiere que se haga.”

Para Patterson, continuar el legado de su madre no solo es un homenaje a los niños a los que sirven, sino también al viaje que la trajo a ella y a su familia aquí.

Recuerda haber escapado de Cuba a los 15 años en un bote de 21 pies lleno de gente que finalmente fue rescatado por un destructor estadounidense.

“Me gusta contar la historia porque habla de resiliencia y también de la perseverancia que tuvo mi mamá, y el coraje que tuvo para lanzarse al océano con sus dos hijas y construir lo que hizo para nosotras,” dijo Patterson. “Mi carrera se la debo a ella, y también a mi hermana.”

McKenna Manzo estudia periodismo en la Universidad de Arizona y es pasante del Foco de Tucson. Puede contactarla en mckennamanzo@arizona.edu.

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