Adolescente de Sur Tucson busca servir y retribuir a la comunidad

Marcelino Pérez creció en el sur de Tucson y quiere ser oficial de policía. Acaba de graduarse de la UA y obtuvo su título en un año y medio.

Adolescente de Sur Tucson busca servir y retribuir a la comunidad
Marcelino A. Pérez III se graduó de la Universidad de Arizona el mes pasado con una licenciatura en justicia penal, que completó en solo un año y medio. Cortesía de la Universidad de Arizona.

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Desde los 5 años, Marcelino Pérez supo que quería ser policía y hacer de la comunidad un lugar más seguro.

Cuando era niño y crecía en Sur Tucson, a Pérez rara vez se le permitía jugar afuera en su vecindario ya que sus padres le decían que era demasiado peligroso debido a los conductores ebrios o los perros callejeros que podrían atacar.

Esa experiencia llevó a Pérez, que todavía vive en la misma casa, a querer marcar la diferencia y contribuir a su comunidad.

Y está cerca de lograr su objetivo de convertirse en oficial de policía, ya que el mes pasado se graduó de la Universidad de Arizona con un título en justicia penal.

Solo hay un problema: a sus 17 años, Pérez no cumple con la edad mínima requerida para trabajar como oficial de policía en la mayoría de los departamentos.

Pérez, conocido como “Arlo” por sus amigos y familiares, se graduó de la UA en sólo un año y medio. Podía leer cuando tenía 2 años y resolver problemas difíciles de multiplicación y división cuando tenía 5 años.

Pérez, el hijo del medio, nacido siete años después de su hermana mayor y siete años antes que su hermana menor, no se dio cuenta de sus dones académicos hasta que se matriculó en la escuela y fue evaluado junto a sus compañeros.

Recuerda su tiempo en la escuela primaria como “aburrido y poco desafiante.”

“Por lo general, mis maestros simplemente me daban más trabajo para mantenerme ocupado, ya que terminaba todo mucho antes que mis compañeros,” dijo Pérez.
Marcelino Pérez creció en el sur de Tucson y acaba de terminar sus estudios en la UA. El graduado universitario de primera generación quiere ser oficial de policía. Cortesía de Marcelino Pérez.

Cuando Pérez estaba en segundo grado, su hermana mayor, que estaba en la secundaria, le pidió en broma que hiciera su tarea.

Para su sorpresa, la completó perfectamente.

“Mi papá ni siquiera sabía cómo hacerlo, así que fue bastante genial,” dijo Pérez.

A pesar de su temprano éxito académico, Pérez dijo que creció como cualquier otro niño en SurTucson. Él y su familia paseaban en bicicleta, jugaban baloncesto e iban al Tanque Verde Swap Meet los fines de semana.

Pero a diferencia de otros niños, Pérez aprovechó esos viajes al swap meet para convertirlos en un pequeño negocio de venta de juguetes. Cuando tenía 12 años, había ahorrado suficiente dinero para comprarse un carro.

Al crecer, Pérez admiraba a su tío DaMiko, quien era solo 15 años mayor y más como un hermano mayor. 

“Él siempre me ayudó cuando era niño, me dio buenos consejos de vida y siempre me dijo que podía llamarlo si necesitaba algo, lo cual hice un par de veces,” dijo Pérez.

En tercer grado, los padres de Pérez lo inscribieron en la Academia Leman en el lado este de la ciudad, donde creían que lo retarían más.

Pero Pérez se encontró luchando,  ya que estaba acostumbrado al ritmo más lento de trabajo de su escuela anterior, y pronto dejó de ser el mejor de su clase.

“La Academia Leman dio forma a mi visión,” dijo Pérez. “Ver a estos niños capaces de mantenerse al día con el trabajo cuando tampoco comenzaron en la escuela. Pero fui yo quien tuvo que abandonar.”

Después de pasar un trimestre en Leman, sus padres lo regresaron a una escuela pública, donde volvió a su rutina y continuó creciendo.

Comenzó a asistir a Sonoran Science Academy, una escuela charter enfocada en la educación STEM, cuando era estudiante de sexto grado a los 10 años. Se transfirió a Family Life Academy, una escuela privada, para cursar séptimo grado, y asistió a Nosotros Academy en octavo grado.

Empezó en Pueblo High School como estudiante de primer año cuando tenía 13 años, con el objetivo de ser “valedictorian” (el título del mejor estudiante) y al mismo tiempo graduarse anticipadamente. En su semestre más ocupado, Pérez se inscribió en 14 clases.

Se graduó en dos años con un GPA de 4.0 y fue homenajeado durante una ceremonia de premiación en la UA a estudiantes destacados.

Pérez dijo que estar frente a la multitud que aplaudió sus primeros logros académicos fue la primera vez que sintió que su comunidad lo veía y lo reconocía.

Unos años después, fue honrado nuevamente por su éxito académico cuando UA News publicó una historia en su sitio web destacando a Pérez durante la semana de graduación.

Marcelino Pérez celebró su graduación de la UA el mes pasado con familiares y amigos. Él va a trabajar como maestro. Cortesía de Marcelino Pérez.

Pérez, estudiante universitario de primera generación, hizo que el logro pareciera fácil, tomando clases simultáneamente en la UA y en Pima Community College.

Durante su semestre más ocupado, Pérez obtuvo 48 créditos entre 16 cursos en las dos escuelas.

Como no podrá ser oficial de policía hasta 2028, Pérez, quien tiene una doble especialización en gestión de tecnología agrícola y educación, retribuirá a la comunidad de otra manera mientras espera.

Él va a trabajar como maestro en la ciudad de Tucson.

Aunque dice valorar profundamente sus raíces en Sur Tucson, no se limita a la comunidad cuando se trata de opciones profesionales.

"Estaría abierto a mudarme a cualquier lugar donde pudiera marcar la diferencia," dijo.

Durante su último semestre en la UA, Marcelino hizo prácticas en el Southern Arizona Children’s Advocacy Center (Centro de Defensa de los Niños del Sur de Arizona), una organización sin fines de lucro que apoya a niños que son víctimas o testigos de crímenes.

Allí conoció a su ahora prometida, Valerie, que vivía en Yuma en ese momento. La pareja dijo que cuando se conocieron, “simplemente lo supieron de inmediato.”

En su tiempo libre, Pérez disfruta jugar baloncesto con sus amigos y conducir su Dodge Charger azul oscuro llamado “Noelle.”

Espera trabajar como maestro, lo que le permitirá ayudar a la comunidad y a su familia al mismo tiempo, y dice que quiere ayudar a sus padres a jubilarse temprano.

También espera inspirar a la próxima generación y está listo para comenzar a dar consejos.

“No dejes que la gente te ponga límites,dijo. "Déjales ver tu potencial."

Abbie Andrus es estudiante de periodismo en la Universidad de Arizona y reportera en Tucson Spotlight. Contáctala en asandrus@arizona.edu.

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